Add parallel Print Page Options

Fuése de la hija de Sión toda su hermosura:

Sus príncipes fueron como ciervos que no hallan pasto,

Y anduvieron sin fortaleza delante del perseguidor.

Jerusalem, cuando cayó su pueblo en mano del enemigo y no hubo quien le ayudase,

Se acordó de los días de su aflicción, y de sus rebeliones,

Y de todas sus cosas deseables que tuvo desde los tiempos antiguos:

Miráronla los enemigos, y escarnecieron de sus sábados.

Pecado cometió Jerusalem; por lo cual ella ha sido removida:

Todos los que la honraban la han menospreciado, porque vieron su vergüenza;

Y ella suspira, y se vuelve atrás.

Read full chapter